¿Cómo se hace?


¿Cómo se enseña?
La mayoría de los niños funcionan muy bien con rutinas, luego lo ideal será conseguir que esos hábitos se conviertan en rutinarios. Con una práctica adecuada, los hábitos se adquieren de 20 a 30 días.
1º Decidir qué levamos a exigir y preparar lo necesario
  • Lo primero es decidir lo que razonadamente le vamos a exigir, evitando pensamientos como: "prefiero hacerlo yo, lo hago antes y mejor". Comenzar cuanto antes.
  • Que le exijamos algo adecuado a su edad.
  • Hacedlo siempre y en todo lugar: todos los días.
  • Todos a una: no vale: "con papá tengo que hacerlo, pero con mamá no".
  • Preparad lo necesario: si le vamos a exigir guardar sus juguetes, hay que prepararle un lugar adecuado.
2º Explicarle qué tiene que hacer como
  • Hay que explicarle muy clarito y con pocas palabras qué es lo que queremos que haga, dándole seguridad: "Desde hoy vas a ser un chico mayor y te vas a lavar la cabeza tú solito, sé que lo vas a hacer muy bien".
  • Enseñadle realizándolo vosotros primero.
  • Pensad en voz alta mientras lo hacéis: "Primero me mojo bien la cabeza, después me echo un poco de champú en la mano?"
  • Aseguraos de que comprende las instrucciones: pedidle que os la repita




3º Practicar
  • Ponedlo a practicar. Al principio hay que ofrecedle muchas ocasiones de práctica.
  • Recordadle los pasos de lo que tiene que hacer: "Primero mojarte la cabeza, después el champú?"
  • Elogiadle los primeros avances.
  • Poco a poco disminuir la ayuda.
  • Las prisas no son buenas: preparad el tiempo necesario, al menos al principio.
4º Supervisar
  • Hay que revisar cómo va realizando lo que se le encomienda. Si un niño está aprendiendo a peinarse tenemos que revisar que ha quedado bien.
  • Elogiar y valorar su realización. Si no está del todo bien, decidle en qué puede mejorar.
Y si no quiere
  • Valorar si no quiere porque no está a su alcance o por comodidad.
  • Por lo general si se lo ofrecemos como un privilegio ("Ya eres mayor?") lo aceptará mejor que si lo hacemos como un mandato sin más.
  • Si no lo hace por comodidad, decidle que ya es mayor, que debe hacerlo por sí sólo e ignorar las quejas.
  • Si todavía se sigue negando podéis adoptar varias medidas: sufrir las consecuencias (por ejemplo si no quiere prepararse la merienda), retirarle algún privilegio (algún juguete o actividad) o utilizar la sobrecorrección: practicar y practicar la conducta adecuada.

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